Nutrientes 100 g: 126 calorías, grasas 1,26 g [gasas saturadas 0 g, grasas insaturadas 1 g], hidratos de carbono 26,4 g, fibra 2,52 g, azúcares 7 g, proteínas 5 g, colesterol 0 mg, sodio 8 mg, potasio 146 mg, calcio 27 mg, magnesio 136 mg, hierro 4,4 mg
Origen
Se han documentado cultivos de más de 7.000 años en Irak, Israel y Turquía, por lo que se le considera uno de los cereales más antiguos. Su expansión por Europa fue muy rápida, encontrándose restos de más de 5.000 años en la Península Ibérica. En la Edad Media, ya asentado su consumo en toda la población, fue considera en Alemania como el mejor cereal por el Liber Medicinae.
Propiedades
A pesar de pertenecer a la familia del trigo es muchísimo más digestivo que este y mucho más interesante a nivel nutricional. En su modalidad integral contiene calcio, magnesio, fósforo, potasio, vitaminas del grupo B y vitamina E, siendo esta última especialmente útil esta última para la salud de nuestra piel. Por su alto contenido en fibra aligera las digestiones, especialmente la de las grasas, además de prevenir el estreñimiento. Por su ácido salicílico y magnesio refuerza nuestro sistema inmunológico y ayuda en la reparación de tejidos.
Sus vitaminas del grupo B colaboran en la regulación del sistema nervioso, sobre todo en épocas depresivas, de estrés y ansiedad. Además, resulta ideal para deportistas por su poder energizante.
La solemos encontrar en forma de harina para hacer panes, también la podemos cocinar en grano como el arroz.