Nutrientes 100 g: 23 calorías, grasas 0,5 g [gasas saturadas 0,1 g, grasas insaturadas 0,2 g], hidratos de carbono 6,7 g, fibra 1,9 g, azúcares 2,9 g, proteínas 1,8 g, colesterol 0 mg, sodio 1,6 mg, potasio 230 mg, calcio 22,3 mg, hierro 0,67 mg, magnesio 12,87 mg
Origen
Su procedencia no está nada clara. Se apunta a América Central y a Asia Meridional. Ya era consumida en el Antiguo Egipto, en Grecia, el Imperio Romano, cultivándose en todas las regiones con clima templado. Serían los árabes en la Edad Media los que extenderían su consumo y comercialización en el resto de África y Europa.
Propiedades
Gracias a su contenido en vitamina C, vitamina A, vitamina B3 y vitamina E resulta muy útil para el cuidado e hidratación de nuestra piel. De ahí su uso popular de ponerse unos cuantos minutos unas rodajas en el rostro. Son las mismas vitaminas que ayudan al equilibrio del sistema nervioso y protegen nuestra salud ocular.
Por su contenido en potasio y magnesio, es recomendable para nuestros músculos, siendo interesante para deportistas. Pero también por su fósforo que activa nuestras neuronas, se recomienda para épocas de estudio. Gracias a su zinc y selenio colabora en el retardo del envejecimiento celular, su fibra nos ayuda en la regulación del tránsito intestinal y previene el estreñimiento.
Sus folatos ‘rearman’ a nuestras defensas, facilitando un sistema inmunológico fuerte y sus mucílagos protegen a nuestro estómago.