Nutrientes 100 g: 365 calorías, grasas 4,7 g [gasas saturadas 0,7 g, grasas insaturadas 3,5 g], hidratos de carbono 74 g, fibra 3 g, azúcares 3,4 g, proteínas 9 g, colesterol 0 mg, sodio 35 mg, potasio 287 mg, magnesio 127 mg, calcio 7 mg, hierro 2,7

Origen

Su origen se localiza en las poblaciones indígenas de México hace más de 10.000 años. En el valle de Tehuacán, los mayas lo comenzaron a integrar en su alimentación diaria y alrededor del 2.500 a. C. ya se había extendido su cultivo por la mayor parte de América, usándose tanto el grano entero como en harina. No se introducirá en Europa hasta principios del s. XVI.

Propiedades

Por su buen aporte de tiamina ayuda a nuestro sistema nervioso en situaciones de estrés, ansiedad… elevando nuestro estado de ánimo. Su inositol es magnífico para la salud de nuestra piel en combinación con su vitamina E. La presencia de ácido fólico en su composición mantiene en forma el sistema cardiovascular.

No es de los cereales más interesantes a nivel nutricional. De hecho, su contenido en minerales y vitaminas es bastante pobre en comparación con otros cereales como el arroz integral, el mijo, la quinoa, etc.

En su parte negativa, el 90% de su producción a nivel mundial es transgénica. Algunas elaboraciones como la polenta, la maicena o las palomitas tienen un alto índice glucémico. Su aceite es algo elevado en grasas saturadas y la industria lo utiliza refinado. Debería ser de consumo puntual y no habitual por sus azúcares.