Nutrientes 100 g: 149 calorías, grasas 0,5 g [gasas saturadas 0,1 g, grasas insaturadas 0.2 g], Hidratos de carbono 33 g, fibra 2,1 g, azúcares 1 g, proteínas 6 g, colesterol 0 mg, sodio 17 mg, calcio 181 mg, vitamina C 32 mg, hierro 1,7 mg
Origen
Las primeras evidencias de su uso a nivel culinario y medicinal datan de aproximadamente del 3.000 a. C. en la India y el Antiguo Egipto, desde donde pasó a Grecia y a la cuenca mediterránea. Ya en el s. III era un alimento común en el Imperio Romano. A partir del s. VII se comienza a utilizar como ‘medicamento’ en muchas escuelas religiosas.
Propiedades
Ayuda a reducir los niveles de colesterol, controla los triglicéridos, regula la hipertensión y, en general, protege nuestra salud cardiovascular, siendo un buenísimo aliado de nuestro corazón.
Por sus componentes sulfurosos, aliína y ajoeno resulta eficaz contra agentes patógenos externos que pueden causarnos algún tipo de dolencia, siendo antivírico y antimicrobiano y reforzando por tanto nuestras defensas. Estos mismos componentes lo hacen interesante durante procesos catarrales y gripales.
Probablemente sea uno de los alimentos que mayor cantidad de antioxidantes contiene que, como hemos visto, son buenos para prevenir el cáncer y mantener la salud celular.
Si lo comemos crudo debemos tener cuidado ya que puede irritar la mucosa gástrica y tener molestias estomacales. Además es un potente hipotensor, no siendo recomendable con la tensión baja.