Nutrientes 100 ml: 884 calorías, grasas 100 g [gasas saturadas 14 g, grasas insaturadas 84 g], hidratos de carbono 0 g, fibra 0 g, azúcares 0 g, proteínas 0 g, colesterol 0 mg, sodio 2 mg, vitamina E 5,10 mg, vitamina K 49,6 ug

Origen

Ligado completamente a la cultura mediterránea, se data su aparición entre el 4.000-3.000 a. C. en el Levante mediterráneo, se apunta a los fenicios como los primeros que comenzaron a comercializarlo, siendo una de sus principales fuentes de riqueza. Habrá que esperar hasta el 900 a. C. para su apogeo gracias a la implantación de decenas de almazaras.

Propiedades

Debido a su gran producción es el más empleado en todo el Mediterráneo, especialmente en España, Italia y Grecia. Aun así no es un aceite especialmente nutritivo como nos han hecho creer, apenas contiene vitaminas y prácticamente ningún mineral.

Entre sus ventajas; su mayor estabilidad frente al de girasol a la hora de freír, no libera tantos radicales libres, sus beneficios como protector de nuestra piel por su vitamina E y vitamina K y cuenta con un alto contenido en grasas insaturadas que ayudan a la salud de nuestro corazón y arterias.

Lo podemos usar como aceite principal, de uso diario, con total tranquilidad, aprovechando que lo tenemos cerquita de casa y muchísimo mejor si es de primera presión en frío. Esto significa que no ha sido sometido a ningún proceso químico, ni calentamiento para su extracción, completándolo con aceites como el de lino o sésamo más ricos en omegas y altamente nutritivos.