Nutrientes 100 ml: 862 calorías, grasas 100 g [gasas saturadas 87 g, grasas insaturadas 7,8 g], hidratos de carbono 0 g, fibra 0 g, azúcares 0 g, proteínas 0 g, colesterol 0 mg, sodio 0 mg
Origen
Hay controversia en cuando a su procedencia: unos apuntan al Sur de Asia y otros al Sur de América. Lo que es cierto es que el aceite se popularizó después de la 2ª Guerra Mundial en Filipinas y otras islas del Pacífico, por la extrema carestía de alimentos que sufrían, ya que este producto suponía un buen aporte de calorías.
Propiedades
Hablamos del aceite de coco alimenticio, no del utilizado en cosmética ni para dar masajes. La mejor opción es el virgen extra que encontramos en herbolarios y tiendas ecológicas. Resulta mucho más estable que el de aceite de oliva al someterlo al calor [fritura, horneados…] y genera un menor número de radicales libres. Posee propiedades antivíricas y antiinflamatorias, además de hidratar nuestra piel.
Entre sus peligros encontramos la enorme cantidad de grasas saturadas, un 87%, frente al 14% de las del aceite de oliva, relacionadas con el aumento de los niveles de colesterol malo y triglicéridos.
Por todo esto, no es un aceite que aconsejaría para su consumo diario, sino de manera puntual para algunas recetas. Nunca se debería si presentamos problemas cardiovasculares.
Aceite de coco para masajes: junto con el de aguacate es uno de los mejores para hidratar nuestra piel y prevenir infecciones cutáneas, especialmente interesante para aliviar las extremidades, piernas y brazos. Para ello, con una cucharada sería suficiente.