Las algas consumidas de forma habitual en la cocina asiática, en los últimos años han comenzado a aparecer en los países occidentales, seducidos por sus innumerables ventajas. De hecho, las algas forman parte de los llamados ‘superalimentos’, por sus grandes características nutricionales.
Una de las más llamativas es la gran cantidad de calcio que poseen, que puede superar hasta en diez veces el de un vaso de leche animal, convirtiéndose, por eso, es un producto ideal para dietas veganas. Además, son muy ricas en vitaminas de tipo A, B1, B2, C, D, E y K.
Su sabor salado no es producto de un exceso de sodio, que solo es elevado en algunas variedades, sino de su gran cantidad de potasio. Además de potasio, las algas nos ofrecen fósforo, yodo, hierro, fibra y proteínas vegetales. Algunas variedades también aportan zinc, selenio y cobalto.
Una de las características fundamentales de las proteínas de las algas es que son de fácil absorción y cuentan con aminoácidos esenciales.
Las algas son recomendables en procesos de detoxificación y pérdida de peso. Son muy saciantes y estimulan la función del hígado. Además, contienen mucílagos que son beneficiosos contra el estreñimiento, atrapan al colesterol malo y no lo dejan pasar a la sangre, estabilizan los niveles de glucosa en sangre y ayudan en la eliminación de toxinas.
Dependiendo de la especie, encontraremos diferentes beneficios. Por ejemplo, el alga nori –la que se usa en el sushi- es muy beneficiosa para combatir la anemia. También ayudan en el funcionamiento del sistema linfático y eliminan los metales que podamos haber ingerido y asimilado de forma previa, limpiando la sangre.
Las algas de tipo espirulina, por su parte, tienen un alto nivel de clorofila. La clorofila también es beneficiosa para la purificación de la sangre pero, además, hace que asimilemos los nutrientes de forma más rápida para generar la energía que utiliza nuestro cuerpo, mejorando el rendimiento muscular e incrementando la hemoglobina, por lo que es ideal para personas que practiquen deportes de forma habitual.
La moderación, otra de las claves
Estas características hacen que las algas sean unos de los mejores alimentos que podemos incorporar a nuestra dieta. Aun así, los excesos siempre son malos y debemos consumir con moderación para disfrutar de todas sus ventajas sin que nos afecten sus inconvenientes, convirtiéndose en un alimento muy nutritivo que llenará de sabor nuestros platos.
Hay que tener en cuenta las algas no son beneficiosas para todo el mundo. Debido a su alto contenido en yodo, el consumo de algas no es recomendable para personas que tengan tanto hipotiroidismo como hipertiroidismo. Por el alto contenido en sodio de algunas variedades, tampoco son recomendables para personas que sufran de hipertensión. En cuanto al embarazado hay controversia en cuanto a su utilización.
En nutrición, también en los superalimentos, tomar las cantidades adecuadas de cada producto es tan importante como sus propiedades nutricionales. El exceso de minerales, que en sus cantidades recomendadas son muy beneficiosos para nuestra salud, puede provocarnos enfermedades y diferentes problemas. Por ello, recomiendo tenerlo siempre en cuenta. No sobrepasaría los 2-3 gramos al día.
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