Me habéis preguntado en muchas ocasiones por la soja texturizada, quiero abordar en este artículo lo más significativo a tener en cuenta. Os he hablado en varias ocasiones de la soja, para mí, no es ni tóxica como algunos quieren vendernos, sería imposible su comercialización, ni tampoco milagrosa, ni la panacea. Sería una legumbre más: riquísima en proteínas completas, hidratos complejos, mogollón de minerales y vitaminas.
En cuanto a la soja texturizada, para obtener esa textura que imita a la carne, se pueden seguir dos procesos, unos de centrifugado donde ‘se quedan con las fibras de la soja’ que son las que darán esa textura y otro proceso en el que se obtiene una masa esponjosa, pero sin tener en cuenta las fibras. Esto no es importante, ni como consumidor te debes preocupar por ello, son procesos completamente seguros.
Hasta hace unos años algunas marcas la obtenían de aislar la proteína de la soja, ahora lo que se emplea es harina de soja, completamente saludable, conservando todos los nutrientes de la soja.
Una vez tenida la harina, para conseguir la textura que conocemos, siguen un proceso, la extrusión, que es el mismo que se realiza con la pasta [espaguetis, macarrones, etc.]. Suele ser algo mecánico, a través de un tornillo gigante o una maquinaria similar, sí es cierto que en este proceso se alcanzan temperaturas de hasta 180 grados y esto puede suponer pérdida de nutrientes, pero como os digo, pasa igual con la pasta que compramos. Cero preocupación.
En resumen, es un alimento saludable, una alta cantidad de proteínas a un precio razonable.
