¿Por qué la leche de vaca no supone un buen aporte de calcio?

Nos han vendido la leche de vaca como una fuente extraordinaria de calcio, y aunque sí contiene buenas cantidades del mismo, no se absorbe de forma correcta, así la Universidad de Harvad realizó un seguimiento a 77.761 mujeres durante 12 años teniendo en cuenta su ingesta de leche de vaca, concluyendo que el consumo diario de este tipo de leche no evitaba la osteoporosis, enfermedad de los huesos que se previene gracias a unos niveles adecuados de calcio. Williams Ellis, un médico e investigador de Estados Unidos, tras realizar 25.000 análisis de sangre a sus pacientes, concluyó que los niveles más bajos de calcio se encontraban entre aquellos que más leche consumían. En China, Japón… hasta hace muy pocas décadas la leche animal era un producto que no tomaban, que existía en pequeñas zonas rurales, por la globalización actual la leche cada vez está más presente en sus hogares, y también la osteoporosis, la Universidad de Oxford estudió la incidencia de la introducción de este alimento en China y Taiwán concluyendo que los casos de osteoporosis desde 1991 hasta 2014 habían crecido considerablemente, situándose en niveles preocupantes, enfermedad que era prácticamente inexistente en estos países con anterioridad. ¿Y por qué se produce esto?

Para que haya una buena absorción del calcio tiene que haber una buena relación en ese alimento entre el fósforo y el propio calcio, así, la cantidad de calcio debe ser el doble que la de fósforo, la leche y los lácteos en general tienen unos niveles de fósforo muy elevados, lo que dificulta la absorción correcta de su calcio.

Otra de las respuestas es que la leche animal contiene caseínas que son únicamente asimiladas de manera parcial por el ser humano, además cuando más mayores nos hacemos, menor capacidad para digerirla tenemos, debido a que disminuye una enzima fundamental que realiza este trabajo: la renina. Qué ocurre entonces, que pasan al intestino delgado a medio digerir, se pueden depositar en la vellosidad intestinal, ya que tienen la propiedad de ser muy pegajosas e impedir la absorción de otros nutrientes, es por tanto lo que se conoce en nutrición como un antígeno, lo que puede derivar en problemas de alteración intestinal con episodios alternos de diarrea y estreñimiento, además de ser una de las principales causas de la fatiga crónica.

En algunas ocasiones las caseínas atraviesan esas vellosidades del intestinos, pasan a la sangre y de ahí al hígado, cargándolo muchísimo, teniendo que realizar un enorme esfuerzo para eliminarlas, afectando sobre todo a nuestro sistema inmune, ya que hace falta un refuerzo de nuestras defensas para que sean expulsadas de nuestro organismo a través de las heces. También este fenómeno es causante de muchas alergias, asma, exceso de mucosidad…

No solamente ocurre con la leche de vaca, sino con cualquiera de origen animal, así como sus productos derivados: queso, yogures, nata, mantequilla…

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