“¡No rompas la cadena del frío!” Seguro que esta frase resuena en la cabeza de más de una persona, ya que es algo que venimos escuchando desde nuestra infancia en relación a la conservación de los alimentos.
Y es normal, ya que el frío es un elemento muy importante que permite que nuestra comida dure más tiempo y en mejores condiciones. Pero, ¿sabes por qué realmente el frío prolonga la vida útil de los alimentos?
Qué es la cadena del frío
Cuando hablamos de “cadena del frío” hacemos referencia a mantener en todo momento los alimentos que necesitan frío dentro de la nevera, o bien a que estos permanezcan el menor tiempo posible a temperatura ambiente. Al menos este es su significado en el ámbito más cotidiano.
Si hablamos a nivel de industria, lo cierto es que mantener la cadena del frío se convierte en una tarea fundamental. La industria alimentaria debe garantizar en todo momento la correcta conservación de los alimentos. Esto hace referencia a todas las etapas del proceso de producción de alimentos: desde que se fabrican, producen, envasan y distribuyen, pasando por el mercado y supermercado, hasta que llegan a nuestra mesa.
Pero, ¿realmente el frío es tan importante para conservar la comida? Lo cierto es que sí lo es, ya que minimiza las posibilidades de que suframos intoxicaciones alimentarias.
La importancia del frío en la conservación de alimentos
Lo cierto es que mantener los alimentos en frío es mucho más importante de lo que parece, de hecho en la industria alimentaria es algo que se vigila hasta el más mínimo detalle.
Esto es debido a que la temperatura, junto al tiempo, es una de las variables clave que intervienen en los procesos de conservación de los alimentos, y va ligada al posible desarrollo de microorganismos patógenos.
Como sabrás, en la naturaleza existen multitud de microorganismos. Algunos pueden ser beneficiosos para nuestros organismo, de hecho muchas especies forman parte de nosotros a través de la microbiota. Sin embargo, también existen otros microorganismos que son llamados patógenos porque son capaces de provocarnos enfermedades a través de las intoxicaciones alimentarias.
Estos microorganismos son capaces de desarrollarse en un rango muy amplio de temperatura, e incluso algunos también lo hacen en temperaturas de refrigeración. Sin embargo, no es el caso de la mayoría, donde ven ralentizada su actividad y multiplicación gracias al efecto del frío. En el caso de la congelación, la actividad de los microorganismos se ve paralizada, por eso duran tanto tiempo los alimentos congelados.
Por todo esto, resulta sumamente importante que ciertos alimentos y productos sean conservados en el frigorífico. Estamos hablando de los platos preparados o sobras de comida, los alimentos o conservas una vez abiertos o desprendidos del envase, y también aquellos alimentos y materias primas que por su sensibilidad necesitan frío en todo momento, como los alimentos crudos y vegetales ya cortados y desprovistos de su cáscara o corteza.
Los alimentos se degradan de forma natural
Además de los microorganismos, los alimentos también sufren procesos naturales de degradación que pueden verse incrementados con factores ambientales como la humedad, luz o temperatura. Algunos de ellos son la oxidación, la pérdida de peso por evaporación de agua, o la putrefacción en casos más extremos. En algunos de estos procesos pueden intervenir los microorganismos, pero en otros no necesariamente.
Por normal general, se recomienda que los alimentos y productos que necesitan frío no permanezcan más de dos horas a temperatura ambiente. Sin embargo no existe una cifra mágica. Lo ideal es refrigerar los alimentos cuanto antes, sobre todo cuando volvemos de la compra. Este suele ser uno de los puntos más críticos que puede echar a perder nuestra comida.
Por otro lado, también debemos tener en cuenta las épocas del año que ven incrementadas las temperaturas, como es el caso del verano. En estos periodos el almacenamiento de alimentos en el frigorífico cobra más importancia todavía, así que debemos llevar cuidado con no dejar ciertos productos demasiado tiempo fuera de la nevera. De esta forma estaremos evitando la multiplicación de los posibles microorganismos patógenos que hayan llegado a los alimentos debido a una mala manipulación en casa o algún despiste higiénico. Siempre es mejor ser todo lo precavidos que podamos en estos casos para evitar intoxicaciones alimentarias.
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