¿Por qué no todas las grasas son perjudiciales?

Las grasas son uno de los macronutrientes más demonizados, por no decir que el que más. La explicación reside en su aporte calórico: cada gramo de grasa aporta 9 Kcal. En comparación con las proteínas y los hidratos de carbono, que aportan 4 Kcal, las grasas aportan más del doble. Este motivo ha llevado a que, desde hace años, las grasas sean motivo de desprestigio por parte de algunos sectores de la industria alimentaria.

De hecho, algunos reclamos como “bajo en grasa” o “light” se han abierto camino poderosamente por los estantes de los supermercados. Por ejemplo, “light” significa que el alimento en cuestión tiene un 30% menos de calorías en comparación con la versión normal. Esto, por supuesto, no quiere decir que el producto sea más saludable: todo dependerá de la calidad de las materias primas utilizadas. Y también del tipo de grasa.

La evidencia científica ha mostrado en los últimos años muchos estudios que vinculan el consumo de grasas saturadas con el aumento de enfermedades cardiovasculares. Por otro lado, las grasas insaturadas se relacionan con mejores parámetros de salud. Tanto las grasas monoinsaturadas como aquellas poliinsaturadas, los dos tipos existentes en función del número de dobles enlaces químicos en su estructura.

Las grasas monoinsaturadas, como el ácido oleico típico del aceite de oliva virgen extra, se relacionan con mejores perfiles lipídicos en los alimentos y la prevención de enfermedades cardiovasculares. Otros alimentos ricos en ácidos grasos monoinsaturados son el aguacate, los frutos secos y las semillas [lino, chía, pipas de girasol, pipas de calabaza, sésamo…].

Así vemos que no todas las grasas son perjudiciales para la salud. Aquellas de tipo poliinsaturado y monoinsaturado se relacionan con mejores parámetros saludables relacionados con la ingesta de otros nutrientes saludables, como antioxidantes y compuestos bioactivos propios de alimentos como el aceite de oliva, el aguacate y los frutos secos. Además, las grasas de calidad aportan saciedad que nos ayudan a controlar nuestras ingestas alimenticias y así no llegar con tanta hambre a la próxima comida. No tengas miedo de las grasas. Simplemente debes elegir aquellas saludables y huir de las grasas saturadas e hidrogenadas, que solamente traen problemas para la salud.

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