Tipos de aditivos: cuáles necesitamos y cuáles no

Los aditivos alimentarios son las sustancias que mayor inquietud generan en torno al consumo de alimentos. A veces, no entendemos bien qué son ni por qué se añaden a nuestra comida, sin embargo cumplen con un importante papel de seguridad alimentaria.

Todos ellos no son iguales, sino que existen diferentes tipos de aditivos según la función que desempeñan en los alimentos. Desde emulgentes o estabilizantes, hasta conservantes y antioxidantes, todas estas sustancias deben ser aprobadas por la Unión Europea antes de utilizarse para el consumo humano.

Qué son los aditivos

Los aditivos alimentarios son sustancias que se añaden a los productos alimenticios con un propósito tecnológico concreto, no están ahí por puro azar. De hecho, para que se apruebe el uso de un aditivo alimentario por parte de la Unión Europea es obligatorio que exista una necesidad tecnológica real detrás que no sea cubierta por otros aditivos ya existentes.

Además, las cantidades añadidas deben cumplir con unos límites legales en función del alimento en el que se añaden. De hecho, existe un parámetro llamado “IDA”, que hace referencia a la Ingesta Diaria Admisible, es decir, la cantidad de un aditivo que puede tomar una persona durante todos los días de su vida sin que se produzca un daño apreciable para su salud.

En este sentido, no todos los aditivos tienen IDA establecida porque no la necesitan. Solo algunos de ellos la utilizan por precaución, aunque para establecer este parámetro se utilizan factores de seguridad muy grandes para contar con un amplio margen de consumo.

Algunos aditivos que tienen IDA son el aspartamo y la stevia, por ejemplo, ambos edulcorantes. Curiosamente, la IDA de la stevia es más restrictiva que la del aspartamo, siendo de 4 mg/kg de peso corporal frente a los 40 mg/kg de peso corporal del aspartamo. Resulta anecdótico, ya que muchas personas creen que la stevia es mucho más saludable o “natural” que el aspartamo, cuando realmente este último es ligeramente más seguro para el consumo (aunque ambos lo son igualmente).

Conservantes: los aditivos más polémicos

Algunos conservantes como los nitritos y nitratos llevan varios años planteando dudas a la comunidad científica acerca de su uso en alimentos, ya que en cierta forma han sido vinculados al desarrollo de algunas enfermedades importantes.

Sin ir más lejos, ciertas hipótesis los han vinculado al desarrollo de cáncer colorrectal, en relación con el consumo de derivados cárnicos ultraprocesados. Sin embargo, no está del todo claro que los nitritos y nitratos sean los responsables de esta relación.

Por otro lado, es cierto que son de los pocos aditivos con una utilidad real en lo que a seguridad alimentaria se refiere, ya que mantienen a raya a peligrosos patógenos como Clostridium botulinum. Esta bacteria es la responsable de generar la toxina botulínica, una de las más mortíferas que existen. Por ello, la necesidad de los conservantes es una realidad, ya que nos protegen de las intoxicaciones alimentarias.

Colorantes, edulcorantes y potenciadores del sabor

Por otro lado, existen algunos aditivos que, a pesar de cumplir con ciertas funciones tecnológicas en los alimentos, quizá no sean los más deseables desde el punto de vista de la salud. En algunos casos, no son para nada necesarios, sino que sirven para fomentar el consumo de productos insanos.

Hablamos de los colorantes, por ejemplo, cuya única función es la de maquillar y hacer más bonitos los alimentos. Además, no suelen estar añadidos precisamente en alimentos saludables, sino en golosinas, snacks y otros productos de dudosa calidad nutricional.

Lo mismo sucede con los edulcorantes y potenciadores del sabor, ambos tipos de aditivos destinados a modificar los sabores de los alimentos. En este caso, sabemos que los edulcorantes plantean desde hace años dudas sobre su vinculación con el aumento del peso, ya que a pesar de no tener calorías modifican nuestro umbral del dulzor, haciendo que consumamos más productos dulces.

Algo similar sucede con los potenciadores del sabor, como el famoso glutamato monosódico. Estos aditivos se añaden normalmente a productos ultraprocesados altos en sal, azúcar y harinas y aceites refinados de mala calidad nutricional, por lo que están potenciando y fomentando el consumo abusivo de productos que no son en absoluto beneficiosos ni recomendables en una dieta saludable.

Como conclusión, no debemos tener miedo a los aditivos en general, están muy controlados. Pero sí soy partidario de si tenemos un mismo alimento con y sin aditivos, elegiría el que no lleva esos aditivos, que se parezca lo máximo posible al alimento de origen, por ejemplo, en las conservas.

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