Descubrir moho en la superficie de los alimentos es algo muy habitual cuando ha pasado cierto tiempo, sobre todo tras un largo periodo en el frigorífico o la despensa.
Seguro que alguna vez has creído que era buena idea quitar la parte mohosa del alimento y comerte el resto, pero realmente podría ser peligroso. En este artículo te cuento por qué.
¿Qué es el moho?
Cuando hablamos de moho nos referimos a un grupo de microorganismos capaces de crecer y desarrollarse rápidamente en entornos húmedos a través de esporas. Por ello, su entorno ideal es el frigorífico o un tupper donde almacenamos comida, por ejemplo.
El moho crece en forma de filamentos, siendo la parte visible aquella más destacada. Es la que reconocemos fácilmente por esos colores llamativos en tonos verdes, blancos y negros. Sin embargo, también hay partes invisibles al ojo humano que pueden permanecer dentro del alimento y ser peligrosas.
También es importante recalcar que algunas especies de mohos son inofensivas para el ser humano, de hecho se utilizan con propósitos tecnológicos en multitud de quesos que tienen la corteza recubierta de moho o incluso el interior, dando un aspecto organoléptico único y característico.
Sin embargo, la mayoría de mohos no son así, sino que resultan perjudiciales para la salud. Y no solo al comerlos, sino también al tocarlos o simplemente inhalarlos. Por ello, si ves comida con moho es mejor que no la huelas para comprobar su estado ni te la acerques a la cara.
Por qué no debemos comer un alimento con moho
Como decía antes, el moho es un tipo de hongo que no se ve por completo, nosotros solo vemos su parte más superficial. Por ello, si vemos que un alimento tiene moho en la superficie significa que en el interior existen ramificaciones y filamentos de este que también están contaminando el alimento.
Por otro lado, los hongos también generan unas toxinas llamadas micotoxinas que pueden llegar a ser muy tóxicas y perjudiciales para la salud. Lo mejor siempre es tirar el alimento completo a la basura, y no quitar la parte mohosa y comernos el resto. Si hacemos esto estaremos poniendo en riesgo nuestra salud.
Ante la duda, mejor a la basura. Incluso es aconsejable que tiremos el resto de alimentos que hayan podido estar en contacto con el producto contaminado, por ejemplo en el mismo cajón de frutas y verduras del frigorífico. Es muy probable que el hongo se haya desarrollado y colonizado más alimentos de lo que parece a simple vista.
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