Patatas: ¡cuidado con la solanina!

¿Alguna vez has probado una patata y estaba amarga? Es raro que suceda, pero este desagradable sabor suele deberse a la presencia de solanina, un tóxico natural de las patatas utilizado frente a agresiones externas como plagas para defender a la patata.

No te preocupes porque a pesar de ser tóxica, las intoxicaciones alimentarias por solanina son muy poco frecuentes. El motivo es que el sabor amargo nos alerta de que la patata no está buena, lo que hace que no sigamos comiéndola. 

Además de la patata, también encontramos solanina de forma natural en otros alimentos como el tomate, la berenjena o el pimiento. De ahí que estos vegetales pertenezcan al grupo de las solanáceas. La solanina no es un problema en alimentos de consumo habitual, ya que se encuentra en cantidades muy pequeñas. Sin embargo, ciertas condiciones pueden aumentar la presencia de solanina.

Por ello conviene conocer algunos detalles interesantes que pueden ayudarnos a minimizar la cantidad de solanina que se forma en las patatas. Por ejemplo, la presencia de luz. Es recomendable almacenar las patatas en un lugar oscuro ya que la luz solar favorece la aparición de brotes y un color verdoso en la patata. Ambos casos delatan la presencia de solanina alrededor de estas manchas de color verde y brotes.

Sin embargo, el color verde no se da por la solanina como tal, sino que viene marcado por la presencia de clorofila. Ya sea de forma directa o indirecta, lo cierto es que unas patatas verdes no son un buen síntoma. En estos casos, si las manchas verdes y los brotes no son muy grandes, podemos recortar la zona afectada y comer el resto. Sin embargo, si la superficie ocupada es muy amplia lo mejor será tirar la patata y no comerla.

Por otro lado, también es recomendable almacenar las patatas en un lugar fresco y bien ventilado. En este caso no es por la solanina, sino para evitar que condense agua en la superficie de la patata y se acelere su proceso de descomposición. La patata sigue respirando tras su recolección, por lo que es importante tenerlo en cuenta a la hora de almacenarla con otros alimentos. No es recomendable guardarla junto a las cebollas en un ambiente poco ventilado, ya que la humedad de la patata puede alterar a las cebollas y favorecer el crecimiento de mohos y otros microorganismos.

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¿Es peligrosa la solanina de la patata?

¿Alguna vez has probado una patata y estaba amarga? Es raro que suceda, pero este desagradable sabor suele deberse a la presencia de solanina, un tóxico natural de las patatas utilizado frente a agresiones externas como plagas para defender a la patata.

No te preocupes porque a pesar de ser tóxica, las intoxicaciones alimentarias por solanina son muy poco frecuentes. El motivo es que el sabor amargo nos alerta de que la patata no está buena, lo que hace que no sigamos comiéndola. 

Además de la patata, también encontramos solanina de forma natural en otros alimentos como el tomate, la berenjena o el pimiento. De ahí que estos vegetales pertenezcan al grupo de las solanáceas. La solanina no es un problema en alimentos de consumo habitual, ya que se encuentra en cantidades muy pequeñas. Sin embargo, ciertas condiciones pueden aumentar la presencia de solanina.

Por ello conviene conocer algunos detalles interesantes que pueden ayudarnos a minimizar la cantidad de solanina que se forma en las patatas. Por ejemplo, la presencia de luz. Es recomendable almacenar las patatas en un lugar oscuro ya que la luz solar favorece la aparición de brotes y un color verdoso en la patata. Ambos casos delatan la presencia de solanina alrededor de estas manchas de color verde y brotes.

Sin embargo, el color verde no se da por la solanina como tal, sino que viene marcado por la presencia de clorofila. Ya sea de forma directa o indirecta, lo cierto es que unas patatas verdes no son un buen síntoma. En estos casos, si las manchas verdes y los brotes no son muy grandes, podemos recortar la zona afectada y comer el resto. Sin embargo, si la superficie ocupada es muy amplia lo mejor será tirar la patata y no comerla.

Por otro lado, también es recomendable almacenar las patatas en un lugar fresco y bien ventilado. En este caso no es por la solanina, sino para evitar que condense agua en la superficie de la patata y se acelere su proceso de descomposición. La patata sigue respirando tras su recolección, por lo que es importante tenerlo en cuenta a la hora de almacenarla con otros alimentos. No es recomendable guardarla junto a las cebollas en un ambiente poco ventilado, ya que la humedad de la patata puede alterar a las cebollas y favorecer el crecimiento de mohos y otros microorganismos.

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