La congelación es un método fantástico para conservar alimentos, ya que nos permite almacenarlos en buenas condiciones durante períodos de tiempo bastante prolongados.
Esto es debido a que se produce el paso del agua interna de los alimentos de estado líquido a sólido, dificultando que los microorganismos patógenos y alterantes causen estragos y sigan reproduciéndose en los alimentos.
Por otro lado, el propio frío también ralentiza o paraliza algunos procesos bioquímicos de degradación propios de los alimentos que tienen lugar en ocasiones sin la acción de microorganismos concretos.
¿Qué alimentos no congelan bien?
Dicho esto, debemos saber que no todos los alimentos son idóneos para congelar. Algunos alimentos poseen ciertos ingredientes o compuestos que no quedan bien al congelar, y que pueden provocar el desarrollo de compuestos perjudiciales para la salud posteriormente.
Este es el caso de alimentos muy grasos, o platos preparados ricos en grasa. Por ejemplo, guisos a base de carne o mucho aceite, que al congelar no quedan demasiado bien. También sucede con las salsas, mayonesas, cremas, natillas, quesos y guisos grasos como decíamos, entre otros muchos ejemplos.
Las grasas contenidas dentro de estos alimentos se enrancian fácilmente con el frío, lo que provoca la aparición de sabores y aromas indeseables al descongelar. Por otro lado, una exposición prolongada en el tiempo a las reacciones de enranciamiento puede generar compuestos perjudiciales para la salud humana.
Qué hay del arroz y la pasta
El arroz y la pasta son casos especiales de alimentos ricos en hidratos de carbono que no es recomendable congelar.
De hecho, estos alimentos son bastante particulares en cuanto a su conservación y seguridad alimentaria, y esto es algo que poca gente sabe. Para empezar, al congelar y descongelar su textura queda muy desagradable, y el resultado no tiene nada que ver con los alimentos originales que hemos cocinado. Por ello, si podemos evitarlo es mejor no congelar estos alimentos por separado ni dentro de un plato cocinado.
Teniendo en cuenta que aguantan mucho tiempo en seco, sin cocinar, lo mejor es planificar bien las cantidades que vayamos a comer, y como mucho guardar en refrigeración durante 24 horas las sobras.
Esta recomendación parece un tanto exagerada, pero nada más lejos de la realidad. El arroz y la pasta (recordemos, elaborada a partir de cereales generalmente como el trigo) son susceptibles de contener esporas de microorganismos que resisten muy bien al calor y que no quedan totalmente inactivadas con la cocción. Por ello, se consideran alimentos muy sensibles microbiológicamente y que no debemos almacenar muchos días en la nevera aunque estén cocinados, por ello en el congelador tampoco.
¿Y la patata?
Pues hay que romper un gran mito, la patata que ya se ha cocinado no se pone mala, ni es tóxica si la congelamos. Lo que ocurre es que su fécula se deshace al congelarlas y al descongelar pierde textura, se deshace y gran parte de su sabor desaparece, pero no es peligroso congelarla, aunque no sea muy apetecible comerla por ese cambio de textura.
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