Etiquetado: pistas para descubrir si un producto es saludable

Saber cuándo estamos ante un producto realmente saludable en el supermercado es cada vez más difícil. Los reclamos de marketing y publicidad agresiva que contienen muchos alimentos dificultan enormemente la comprensión profunda de la naturaleza de los alimentos, sus ingredientes, y las implicaciones reales que su consumo puede tener hacia nuestra salud a largo plazo.

Por ello, nos puede resultar muy útil conocer una serie de claves para ayudarnos a identificar de forma mucho más rápida si un producto del supermercado es realmente saludable o no lo es. A continuación te las cuento.

Huye de falsos reclamos

Los alimentos saludables no necesitan presumir de que lo son. Graba a fuego esta frase en tu cabeza, ya que puede ayudarte a descartar un montón de productos envasados que presumen mucho de las vitaminas y minerales que contienen, pero que realmente no tienen ni una pizca de saludable.

Esta suele ser la táctica habitual que sigue el marketing de los ultraprocesados, productos alimenticios de una pobre calidad nutricional que contienen grasas y harinas refinadas, así como altas dosis de sal y azúcar añadido.

Cuando nos enfrentamos al envase de estos productos, solemos ver grandes reclamos como “sin azúcar añadido”, “0% materia grasa” o “bajo en sal” que muchas veces intentan desviarnos de lo verdaderamente importante: la calidad nutricional del producto.

Normalmente poco importa si un ultraprocesado ha reducido un poquito la sal que tiene añadida o si modifica los azúcares añadidos por edulcorantes, ya que el producto sigue sin ser saludable al no aportar ningún nutriente de interés.

Debemos evaluar siempre un alimento por el conjunto de nutrientes y materias primas con las que está elaborado, y no por ingredientes sueltos que no nos permiten clasificar correctamente si un producto alimenticio es saludable o no.

Lee la lista de ingredientes

La mayoría de consumidores no saben todavía que revisar el listado de ingredientes es el primer paso (y el más importante) a la hora de evaluar lo saludable que es un producto alimenticio envasado.

De esta forma tendremos acceso rápidamente a toda la información nutricional que realmente nos interesa, pudiendo detectar aquellos ingredientes de los que debemos huir como azúcar y sal en altas cantidades, o harinas refinadas y aceites de mala calidad.

El listado de ingredientes es obligatorio por legislación, y suele aparecer en la parte trasera del envase, por lo que siempre lo vas a tener a tu disposición. Además, debe contener los ingredientes por orden decreciente (de más a menos) en función de cuánto aporta cada ingrediente a la composición global del producto.

Por ello, si encontramos ingredientes insanos en las primeras posiciones sabremos inmediatamente que su cantidad es bastante elevada en el producto, por lo que no nos interesará consumirlo si estamos preocupados por nuestra salud.

La tabla nutricional no es lo más importante

De la mano con lo que comentaba anteriormente, también encontramos la tabla nutricional como uno de los elementos que deben aparecer obligatoriamente por legislación en todos los productos y alimentos envasados.

Esta tabla contiene datos numéricos sobre la cantidad de grasas, grasas saturadas, proteínas, hidratos de carbono y azúcares simples, así como otros nutrientes de interés como la sal, fibra dietética o algunas vitaminas y minerales destacados.

Consultar esta tabla en primer lugar es un error, porque no nos va a permitir conocer el valor real de un nutriente dentro de la composición global del alimento. Por ejemplo, los azúcares que aparecen en esta tabla siempre suman el azúcar añadido con el que ya poseen los alimentos de forma natural, también conocido por azúcar intrínseco. Este último tipo de azúcar no supone un problema para la salud, por lo que no debemos huir de él, sino de los azúcares añadidos.

De esta forma, consultar únicamente la tabla nutricional puede ser confuso para la mayoría de los consumidores. Además, no suelen contener datos exactos, ya que estos valores numéricos se calculan habitualmente por aproximación con tablas de referencia de nutrientes. No es obligatorio que cada producto alimenticio que sale a la venta tenga un análisis de composición nutricional que garantice con precisión milimétrica la cantidad de todos sus nutrientes. Por ello, debemos coger estas cifras con pinzas y priorizar la consulta del listado de ingredientes.

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NutriScore: fallos del nuevo etiquetado

Nutriscore se define como un sistema de puntuación en el etiquetado alimentario que permite observar de forma muy rápida si un alimento es saludable o no lo es.

Lleva varios años sometido a debate dentro de la comunidad científica, y también por parte de los profesionales de la alimentación, ya que desde hace un tiempo se viene barajando su posible implementación en España. De hecho, algunas marcas ya lo utilizan de forma voluntaria en el etiquetado de sus productos.

Si profundizamos en su funcionamiento, vemos que Nutriscore consta de un sistema de puntuación basado en colores y letras que pretende simplificar la lectura de las etiquetas y valores nutricionales por parte de la población, facilitando el acceso a alimentos y productos más saludables.

De esta forma, mide la calidad nutricional de un producto exclusivamente en función de los nutrientes que contiene y simplifica visualmente el etiquetado a través de un etiquetado tipo semáforo basado en 5 letras y colores:

A (Verde oscuro): excelente calidad nutricional, la mejor puntuación

B (Verde claro): buena calidad nutricional

C (Amarillo): calidad nutricional media

D (Naranja): mala calidad nutricional

E (Rojo): muy mala calidad nutricional

A pesar de su buena intención, lo cierto es que Nutriscore presenta algunos fallos que no lo convierten en el mejor sistema en lo que valoración nutricional se refiere. Algunos de los principales problemas que plantea en la actualidad son los siguientes:

No diferencia las grasas malas de las buenas. Este ha sido uno de los elementos más polémicos, ya que en Francia —país que aplica desde hace años el sistema Nutriscore— el Aceite de Oliva Virgen Extra está catalogado con la letra D de color naranja, es decir, una mala calidad nutricional. Esto es incorrecto desde el punto de vista científico, ya que a pesar de ser una materia prima elevada en calorías, sabemos que el aceite de oliva en general —y el virgen y virgen extra en particular— están relacionados con múltiples beneficios saludables, como por ejemplo relativos a protección cardiovascular y de los huesos.

Sólo permite comparar alimentos de la misma categoría. Una gran limitación, ya que no permite comparar bajo los mismos parámetros los distintos tipos de productos y alimentos que encontramos en un supermercado. De esta forma, un refresco edulcorado obtiene una puntuación superior a la del aceite de oliva virgen extra.

Tampoco tiene en cuenta el grado de procesamiento de los alimentos. Este fallo también provoca mucha confusión en los consumidores, ya que los refrescos edulcorados por lo general salen bien parados con Nutriscore, obteniendo puntuaciones muy altas. De esta forma, no se tiene en cuenta para nada la clasificación de “ultraprocesado”, por lo que muchos productos de bollería, snacks y aperitivos con una reducción en alguno de sus ingredientes insanos obtenga una puntuación superior a la que realmente merece.

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Leer etiquetas: puntos más importantes

Hoy en día entender el etiquetado de los alimentos que consumimos no es para nada fácil. De hecho, solemos encontrar con facilidad mucha información variada en el envase que llega a ser confusa, ya que mezcla reclamos de marketing con información de interés nutricional.

Se combinan de esta forma elementos y mensajes que no están regulados por legislación con otros que sí lo están. Todo esto confunde muchísimo a los consumidores y hace que andemos bastante perdidos en general.

Para que esto no suceda, lo más importante es acudir a la parte trasera e ignorar lo que ponga en la portada del producto. Ahí suelen incluirse la mayor parte de los reclamos de marketing que pueden confundirnos, por lo que debemos huir de ellos e ir directos a lo que nos interesa.

Una vez atrás, debemos revisar primero la lista de ingredientes y después la tabla de composición nutricional. Si no seguimos este orden, corremos el riesgo de identificar erróneamente el origen de algunos nutrientes saludables.

Podríamos asustarnos al ver un número elevado de calorías o de grasa en los frutos secos. Sin embargo, se trata de alimentos perfectamente saludables y de buena calidad nutricional.

Si vamos primero a la tabla y vemos mucho azúcar, por poner otro ejemplo, podríamos pensar que estamos ante un producto insano también. Esto es debido a que no hay forma actual de distinguir en el etiquetado cuál es el azúcar añadido y cual el propio del alimento, es decir, el azúcar intrínseco.

Esto lo solucionamos acudiendo a la lista de ingredientes y revisando si aparece la palabra «azúcar» en algún sitio. Recuerda que cuanto antes aparezca en el listado, significa que el contenido es mayor. El listado de ingredientes se coloca obligatoriamente en orden decreciente, es decir, de más a menos cantidad. Por ello, los ingredientes de mayor contenido estarán en las primeras posiciones, y los menores al final. Lo mismo podemos hacer para aceites, harinas refinadas o sal.

En resumen, puedes seguir los siguientes sencillos pasos para analizar un etiquetado alimentario que encuentres en el supermercado:

  • Huye de reclamos de marketing en la parte frontal y ve a la parte trasera del envase
  • Revisa el listado de ingredientes y comprueba si hay ingredientes insanos en las primeras posicionales
  • Si no vemos el %, confirma las cantidades exactas de los posibles compuestos insanos (azúcar, harinas y aceites refinados) en la tabla nutricional. También de la sal.

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¿Qué es el sistema NOVA de clasificación de alimentos?

El sistema NOVA goza de gran popularidad en los últimos años dentro del sector de la nutrición. Se trata de un sistema de clasificación de alimentos según su nivel de procesamiento. Esto quiere decir que NOVA te informa sobre cuánto de procesado ha sido un producto.

De esta clasificación encontramos diferentes niveles y diferencias, ya que no es lo mismo una alcachofa congelada que unas patatas fritas. Por ello, la clasificación NOVA varía desde los alimentos menos procesados hasta los ultraprocesados.

NOVA se ha convertido con el paso de los años en una herramienta cada vez más utilizada y estandarizada en el sector alimentario. Surgió en el 2010 en Brasil como una tesis de estudio en el que se pretendía relacionar el grado de procesamiento de los alimentos consumidos por la población con la nutrición. Esta tesis es reconocida y utilizada en revistas científicas y organismos internacionales como la FAO y la OMS.

Y la pregunta del millón es: ¿cómo se clasifica NOVA? A continuación te explico sus 4 niveles de procesamiento:

Grupo 1: alimentos sin procesar o mínimamente procesados. En este grupo encontramos alimentos frescos como frutas, verduras, hortalizas, semillas, granos, legumbres, pescados y carnes o huevos, por ejemplo. En definitiva, alimentos con un grado muy bajo de procesamiento. Algunos ejemplos concretos serían verduras y hortalizas ultracongeladas, frutas exprimidas o desecadas, leche pasteurizada, yogures naturales, café tostado, harinas de cereales o pasta.

Grupo 2: ingredientes culinarios procesados. Este segundo nivel se basa en alimentos del grupo 1 que han sido tratados muy poco mediante técnicas como el triturado, prensado o molido. Normalmente nos referimos a ingredientes que son base de la cocina como sal, azúcar, mantequilla, panela, miel, jarabe de arce, aceites de oliva y semillas o vinagre.

Grupo 3: alimentos procesados. Son productos procesados con los ingredientes anteriormente mencionados, como sal, azúcar o vinagre. Además, los productos del grupo 3 suelen contener pocos ingredientes, aproximadamente 2-3 ingredientes. Algunos ejemplos serían: conservas, frutos secos con sal, pescados ahumados o en salazón, quesos, frutas en almíbar y bebidas alcohólicas como vino, sidra y cerveza.

Grupo 4: ultraprocesados. Aquí tendríamos los peores del NOVA, aquellos productos de pésima calidad nutricional que han sido excesivamente procesados. Por lo general, se trata de productos con más de 5 ingredientes. Aquí encontramos bollería, galletas industriales, snacks dulces y salados, cereales de desayuno, embutidos, salchichas y platos preparados como pizzas, pastas, congelados como nuggets, hamburguesas.

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